Los estereotipos de género han hecho daño en el ámbito deportivo. En la sociedad actual se difunde la idea de que existen deportes de hombres y deportes de mujeres, una creencia que divide y motiva la desigualdad. Es habitual pensar que la gimnasia, el aeróbic y el voleibol… son deportes para chicas, porque exponen las cualidades que a lo largo de la historia le han sido atribuidas culturalmente a la mujer, por el contrario, el fútbol, el baloncesto, el boxeo… son considerados deportes para hombres.
Los estereotipos y los prejuicios sexistas se van adquiriendo desde pequeños, sin que siquiera nos demos cuenta. Desde que nacemos, la familia, la escuela y los medios de comunicación nos bombardean con estas falsas ideas, impidiendo que niños y niñas lleven una vida sin discriminaciones, plena y placentera.
La buena noticia es que el deporte tiene el poder de trascender fronteras de sexo, nacionalidad, raza y religión. Cada vez más mujeres en el deporte desafían los estereotipos de género y se convierten en modelos para las nuevas generaciones. En la historia, desde finales del siglo XIX algunas mujeres pioneras comenzaron a prácticar tipos de actividades deportivas de competición y los niveles de práctica físico deportiva fueron creciendo. Mujeres como Lilí Álvarez (1905 - 1998) en España o Charlotte Cooper (1870 - 1966) en Inglaterra, son algunos ejemplos.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se comienza a popularizar la actividad física como forma de ocupación del tiempo libre de las mujeres y como forma de mejora de la salud. Es así como los niveles de práctica de actividad física femenina empiezan a incrementarse. También gracias a la difusión de actividades como el Aeróbic se popularizan en todas las sociedades occidentales, gracias a los medios de comunicación.
Importantes acontecimientos como el reciente triunfo del equipo femenino de fútbol español, en el Europeo Sub-19, se convierten en significativos avances para romper estereotipos de género en el deporte, así como en motivo de inspiración y de credibilidad tanto para aquellas niñas que estén pensando emprender una carrera deportiva, como para la sociedad en general.
Es innegable que las cifras comienzan a ser alentadoras, sin embargo, queda aún mucho camino por recorrer, las mujeres siguen teniendo menos oportunidades, menos formación, menos inversión, menos visibilidad en los medios y la brecha salarial sigue siendo muy amplia en el sector deportivo.